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KUIKUITURIAU

Fábula de la cultura pemón que nos da una lección de vida y

se relata de generación en generación.

La Mitologia de la étnia pemón es una fantástica antología de seres fabulosos que, si bien, ocurren en el imaginario pemón, siempre salen a la luz en forma de relatos que traen consigo un mensaje que sirve de ejemplo de vida. En idioma pemón, se le llama a estos relatos "Panton" y el viejo sabio que ha vivido y conoce de la vida le llaman "Panton Esak", quien es el relator de estas fábulas.

Vamos a publicar, en una publicación futura, un especial de la Mitología Pemón para ahondar un poco sobre su cosmogonía y de los principales seres mitologicos que ajercen un poder impresionante en sus vidas.


Esta fábula que les presento, son parte de extractos de una publicación, parte novelada que cuenta la historia de una mujer y su bebé en un conuco y comienza asi:


Había entre los pemón una mujer que criaba sola a su hijo. El padre del niño la habia abandonado por algún motivo desconocido y eso la tenía muy triste y amargada. Todas las mañanas salía, junto con su pequeño hijo, a trabajar en el conuco, ya que era una actividad que la comunidad pemón hace a diario; todos van a la plantación a sembrar o a cosechar. Ella llevaba siempre al niño a la faena y, por estar muy atareada y triste por su condición de abandonada, lo trataba con mucho descuido, absorta en sus pensamientos. Como iba descontenta, le prestaba poca atención.


Un día, en el conuco, la mujer escuchó que su hijo lloraba. Continuó trabajando, sin hacerle caso. El niño lloró más y más. Sin mirarlo, ella lo regañó, mientras seguía cortando la yuca: chac, chac, chac. El bebé seguía llorando, pero ella no se acercó, ni intentó calmarlo. Lo escuchaba llorar y llorar.



Como el niño no se callaba, la mujer le tendió con descuido unas ramas de yuca, para ver si eso lo distraía. El niño comenzó a agitar las ramas.  Aleteando, aleteando, con desespero, los brazos se le transformaron en alas.


La mujer se sorprendió al escuchar un canto de pájaro, en lugar del llanto de su hijo. Lo miró, y él estaba posado en el borde del guayare, convertido en un Kuikuituriau; es decir, en un gavilán.


Angustiada, quiso atraparlo: “¡Ay, mi hijo! ¡Ay, mi hijo!”, se lamentaba. Pero él se alejó volando. La mujer se quedó allí, llorando por su hijo. Aquel gavilán se había ido hasta lo más alto de un árbol. Ya no podía alcanzarlo.

Por eso, las abuelas pemón dicen que siempre hay que hacer caso al llanto de los niños, para que luego no venga la tristeza.

Este relato nos cuenta, de una manera sabia, que a los niños hay que cuidarlos sobre todas las cosas, que son ángeles que se expresan con su llanto y al ver que sus padres no los cuidan, entonces vuelven a tener alas.


KUIKUITURIAU: También Kui- kui- tiriyau, es el nombre pemón de un tipo de gavilán que se observa, con frecuencia, en la copa de los árboles que rodean los conucos.


FUENTES:

  • Este mito fue editado originalmernte en la lengua pemón como parte del proyecto Producción  y Promoción de Materiales de Lectura en Lenguas Indigenas que realizan conjuntamente UNUMA Sociedad Civil de Apoya al indígena y la Federacion de Indigenas del estado Bolivar. La compiladora es Casilda Berti, maestra pemón, quien la oyó de Marcela Ruiz, ambas residentes de Canaima, Edo. Bolivar. Fundación Polar. Primera edición en español. 1996 Unuma Sociedad Civil de Apoyo al Indigena.

  • Diccionario Pemón. Fray Cesáreo de Armellada (Misionero Capuchino) y Mariano Gutiérrez Salazar (Vicario Apostólico del Caroní). Editores: Universidad Católica Andrés Bello/ Hermanos Capuchino. p. 108. Caracas- Venezuela, 2007.



Alexander Cordero Blanco.

CEO- Fundador del Trekking Tours Group

(Junio de 2023)

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